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La inmunoterapia se ha convertido “en el tratamiento más eficaz para enfermedades como el cáncer de pulmón, de riñón, de piel, de estómago, de vejiga o de hígado” . También ha conseguido tasas de curación “sin precedentes frente a distintos tipos de leucemias y linfomas”. Así lo segura el Dr. Ignacio Melero, investigador senior del Cima y codirector del Servicio de Inmunoterapia de la Clínica Universidad de Navarra.

A pesar de los buenos resultados que arroja, un porcentaje de pacientes presenta resistencia a este tratamiento. Por ello es fundamental conocer los mecanismos que frenan el buen funcionamiento de esta terapia.

Cerca de 250 de profesionales se han reunido en Madrid para participar en el simposio “La inmunología del cáncer habla en castellano”. En este evento científico, organizado por el Cima y la Clínica Universidad de Navarra, en colaboración con Bristol Meyers Squibb, expertos de referencia internacional han presentado los últimos avances en esta disciplina médica.

“Un denominador común en la mayoría de las ponencias ha sido entender los mecanismos de resistencia y poder predecir la eficacia de los tratamientos mediante biomarcadores. Otra parte importante se ha centrado en la innovación clínica y preclínica de nuevas combinaciones de agentes de inmunoterapia”, apunta el Dr. Melero, organizador del encuentro.

Cáncer y sistema inmune

El Dr. Antoni Ribas, oncólogo de la Universidad de California y presidente de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (AACR), ha impartido la conferencia magistral del simposio.

Según explicaba, “existen algunos tipos de cáncer que tienen más probabilidad de ser reconocidos por el sistema inmune, bien porque tienen alteraciones genéticas inducidas por factores carcinogénicos (tabaco, radiación solar) o por alteraciones en genes que corrigen el daño genético (cáncer de colon y otros cánceres con inestabilidad en su ADN), o porque están inducidos por virus. En estos casos, si el tratamiento funciona inicialmente y después deja de funcionar, se puede deber a que el cáncer se ha adaptado al sistema inmune e intenta escaparse dejando de presentar antígenos o no respondiendo al interferón-gama, la principal proteína que induce la respuesta antitumoral”.