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Un estudio realizado por enfermeras de Atención Primaria de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFiCC) ha definido la prevalencia de fragilidad según diferentes test funcionales en población mayor. Además, ha analizado la relación entre los resultados de los test funcionales y las caídas previas.

En Cataluña, la mayoría de los mayores de 65 años pueden parecer sanos e independientes, pero algunos podrían estar ya en etapas prefrágil o frágil. De hecho, señalan que la fragilidad tiene una prevalencia en España del 27 % y la prefragilidad del 50,9 %, ambas aumentan con la edad y son más frecuentes en mujeres.

“La Atención Primaria es el nivel por excelencia que permite un cribado de fragilidad de gran escala. Las enfermeras disponemos en las consultas de herramientas para realizar test funcionales que nos permiten detectar la fragilidad y el riesgo de caídas, aunque no existe un consenso internacional en la prueba estándar para incorporar en la Atención Primaria” explica M. Àngels Costa, enfermera de la AIFiCC.

Estudio

En este contexto, se analizó la fragilidad sobre una muestra de pacientes que pertenecen a un centro urbano, el EAP Onze de Setembre de Lleida, de entre 65 y 80 años sin deterioro cognitivo e independientes para realizar las actividades básicas de la vida diaria, y si las caídas, que son una importante causa de discapacidad, tienen una relación muy directa con la fragilidad.

La muestra final, de 83 pacientes, que había participado en un programa de ejercicios por la prevención de caídas, se sometió a diferentes pruebas funcionales para determinar presencia o no fragilidad.

Por un lado, el test TUG (Times Up and Go) que mide el tiempo necesario para levantarse de una silla, caminar hasta una marca situada a tres metros y volver y sentarse de nuevo en la silla. Esta prueba permite valorar el riesgo de caída, por lo que si se hace todo el recorrido en menos de 10 segundos indica no riesgo. A partir de 10 se considera prueba alterada y si tarda 20 o más segundos se considera frágil con un riesgo elevado de caídas.

Según indican desde AIFiCC, este año, el documento del Ministerio de Sanidad, tras una revisión de las últimas evidencias, ha propuesto como punto de corte de fragilidad cuando tardan 12 o más segundos en realizar toda la prueba. El estudio se realizó con anterioridad a este cambio, por lo que se registró todas aquellas personas que tardaban 10 o más segundos o más de 20 segundos.

La otra prueba utilizada fue el SBPP (Short Physical Performance Battery), un test ampliamente reconocido para detectar la fragilidad. Este permite conocer la capacidad funcional de la persona. Consta de tres pruebas que miden equilibrio, fuerza y velocidad de la marcha.

También se utilizó la prueba de velocidad de la marcha de cuatro metros y el test de levantarse de la silla cinco veces, ya que ambos están validados para detectar fragilidad.

En el estudio se identificó como frágil tardar más de 10sg para andar los tres metros y tardar más de 16.7 segundos en el test de levantarse cinco veces de la silla, tener una velocidad de la marcha superior a los 0’8 m /s o una puntuación total del test SPPB < 10 puntos.

Resultados

De las 83 personas de la muestra (54 mujeres y 29 hombres) y con una media de edad de 72 años, un 30,1 % de los individuos se mostraron frágiles según el test SPPB, un 15 % frágiles por la velocidad de la marcha de cuatro metros, un 49,4 % tuvieron una prueba alterada según el test TUG sin observar a nadie con valores de más de 20 segundos y un 21,2 % daban resultados de fragilidad en la prueba de levantarse de la silla.

Los resultados mostraron que casi un 35 % habían caído en el último año, observando una relación significativa con el sexo femenino. Por el contrario, no se halló relación con la edad ni el nivel de estudios.

Por otro lado, como explica la enfermera de AIFiCC, Mª Àngels Costa, “hemos observado una relación significativa entre haber sufrido caídas y el resultado de fragilidad en los test de SPPB y la prueba de levantarse de la silla. Este hecho refuerza la relación tan estrecha entre las caídas y la fragilidad. De hecho, el 41 % de las personas frágiles según SPPB habían sufrido caídas previas, una cifra muy superior a la observada en estudios previos para población general”.

Conclusiones

La autora del estudio destaca que “el mayor porcentaje de fragilidad se observa en las pruebas funcionales que incluyen valoración de la fuerza. Por su parte, el porcentaje de personas con caídas previas en población independiente que vive en la comunidad es elevado, siendo más frecuente en mujeres. En este sentido, es necesario reforzar la necesidad de incorporar la valoración de la fragilidad y los antecedentes de caídas desde la Atención Primaria, con el objetivo de hacer una detección precoz y establecer un plan de acción que retrase la discapacidad”.

Por todo esto, Mª. Àngels Costa, enfermera de la AIFiCC, concluye que “el objetivo final es poner vida a los años, manteniendo durante el máximo tiempo posible la autonomía y la independencia de la gente mayor”.